Las sustancias húmicas crean un estrés beneficioso (eustrés) en los cultivos, mejorando la fotosíntesis, el desarrollo de las raíces y la absorción de nutrientes y agua, ayudando a las plantas a soportar mejor el estrés y aumentando la productividad. También mejoran la salud del suelo al promover exudados radiculares que estimulan la actividad microbiana, aumentan el contenido de agua del suelo y mejoran su estructura. Estos microbios añaden carbono al suelo cuando mueren, enriqueciendo aún más la salud del suelo. Aunque las sustancias húmicas no aumentan directamente la capacidad de intercambio de agua o carbono, sus efectos bioestimulantes mejoran la eficacia de los nutrientes, reducen la necesidad de fertilizantes (como el nitrógeno) y promueven cultivos más sanos y productivos con menor impacto ambiental.
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