«Ellos están en el 30, nosotros en el 36». La práctica cultural de la anchura de las hileras suele ser tan definitoria para una granja como el color de los tractores que conducen. La anchura de las hileras se refiere a la distancia entre ellas. Esto puede variar mucho en función del cultivo, la geografía, los retos agronómicos y lo que quiera conseguir el agricultor. He aquí algunas consideraciones. Como en casi todos los aspectos de la agricultura, siempre hay compensaciones.
- Preparación del equipo. Entre los cultivadores de maíz y algodón, el primer criterio es hacer coincidir la anchura de las hileras de la sembradora con la anchura del cabezal de la cosechadora. Si las unidades de hilera de tu sembradora están ajustadas a 30″, y tu cabezal de maíz está ajustado a 36″, te resultará casi imposible recoger tu cosecha. Los cereales pequeños, la soja y el sorgo, que utilizan una plataforma de cereales y un molinete para la cosecha, hacen posible cualquier anchura de sembradora. Muchos agricultores utilizan sistemas heredados, ya que las sembradoras y los cabezales de recolección son muy caros. En función de las inversiones en equipos, los cambios a anchos de hilera diferentes pueden salir caros. Así que estas decisiones no se toman a la ligera.
- Cultivo. Los cereales pequeños suelen sembrarse en hileras de 7,5″, la soja en hileras de 15 o 20″, el maíz en hileras estándar de 30″ y el algodón en hileras anchas, de 36″ o 38″. Pero todos ellos pueden modificarse.
- Geografía. Esto suele estar relacionado con las precipitaciones anuales y la disponibilidad de agua, que desempeñan un papel clave en la elección del espaciado entre hileras. Conduce por el norte de Ohio y verás semillas de soja sembradas. Eso se debe a que esa zona recibe grandes cantidades de precipitaciones que neutralizan la competencia entre las plantas. Sí, los cultivos no sólo compiten contra las malas hierbas, también compiten entre sí por el agua, los nutrientes y la luz solar. En el delta del Mississippi (donde se encuentra mi granja de prueba) el riego por surcos es una práctica muy utilizada, por lo que verás muchas hileras de 36″ y 38″.
- Malas hierbas y plagas. Muchos cultivadores de soja optan por hileras estrechas o perforadas para combatir la presión de las malas hierbas. A diferencia del maíz, la soja es un cultivo más corto y de crecimiento más lento, por lo que tarda más en dar sombra a las hileras. Pero en zonas donde enfermedades como el moho blanco son un problema, los cultivadores pueden plantar hileras de 30″ más anchas para que pase más aire por el dosel del cultivo, de modo que éste se convierta a su vez en menos incubadora de enfermedades.
- Regen ag. La práctica de cultivar maíz en hileras de 60″ está ganando adeptos entre los defensores progresistas de la salud del suelo. Eso les permite plantar cultivos de cobertura a principios de año y acumular mucha biomasa para mejorar la salud de su suelo y utilizar potencialmente las coberturas como alimento para el ganado.
Al crecer, casi todos nuestros vecinos del oeste de Illinois cultivaban trigo. En nuestro caso, necesitábamos la paja para encamarnos con nuestro ganado vacuno y porcino, así como para diversificar nuestra explotación. Pero el auge de la especialización provocó la desaparición de los cultivadores de trigo, en términos de número. Sólo en esta década, el número de explotaciones que cultivan trigo ha descendido la friolera de un 43%. Ahora hay menos de 100.000 granjas en todo el granero de América que cultivan la principal fuente de energía del mundo. Por supuesto, como ocurre con la mayoría de los cultivos básicos, las explotaciones de trigo han aumentado de tamaño. Sin embargo, las hectáreas plantadas en EEUU han pasado de más de 60 millones a menos de 50 millones. La tendencia continuará en 2024, con un descenso previsto de la superficie en acres del 4%, hasta los 47,5 millones. Lo que ocurre con el trigo es que siempre ha habido un gran desfase entre lo que se planta y lo que se cosecha. Históricamente, más del 20% de las hectáreas de trigo nunca han visto una cosechadora. Muchos agricultores del Sur y de las Llanuras cultivan pastos de trigo para apacentar el ganado. El creciente movimiento de la agricultura regenerativa, junto con la capacidad del cultivo para establecerse rápidamente, emparejarse con leguminosas y producir grandes cantidades de biomasa, hacen del trigo un cultivo de cobertura popular.
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